Dueña de mis recuerdos...

Ociosa espero esta mañana a mi Señor, contemplo mi reflejo en el estanque y sonrió satisfecha sabiéndome bella y hermosa para Él.
He rasurado mi pubis, mi sexo depilado gozoso espera las atenciones de mi Dueño, golosamente rozo mis muslos buscando mis propias caricias.
Recuerdo la última noche compartida.
En el perfil de mis nalgas en el agua puedo apreciar las huellas de su látigo que beso mi piel en la oscuridad de la habitación.
Me estremezco al recordar sus dulces castigos, mis gritos contenidos, mis gemidos de placer cuando turnaba sus caricias con sus azotes.
Mi espalda aún se lamenta de las huellas que dejaron sus marcas de visita.
Su lento paseo por mi piel, sus manos recorriendo el sendero de mi espalda lentamente, deteniéndose a veces para besarme con sus dulces labios para después reanudar los azotes.
Un escalofrío me recorre recordando la dulzura con la que luego me poseyó sobre las negras sabanas de satén.
Mi cabeza recostada en una almohada, sus ojos hablándome de su infinito amor por mí.
Ociosa le espero recostada al lado del estanque, estoy cansada por la larga noche de pasión y dolor, placer y sueños desbordados en mi lecho, pero me siento deseosa de volver a sentirle, de sufrir por Él, de someterme una vez más a sus ordenes y caprichos.
Me dejo envolver por mis recuerdos, no importa donde este ahora mi Dueño, no importa cuando puede volver, le pertenezco y atesoro cada instante vivido y gozado a su lado.
Soy suya, eternamente suya, pero soy la Dueña de mis recuerdos, que siguen danzando entre mis pensamientos esta mañana…