martes, octubre 31, 2006

Danzando para mi Amo (I)


Tumbada sobre las pequeñas almohadas adamascadas esperaba a mi Señor...A traves del tul que coronaba la pequeña jaima podía apreciar el hermoso firmamento salpicado de estrellas.
Buscaba con mi mirada aquella estrella que mi Amo había elegido para mí, la estrella en la que Él extraviaba sus sueños a veces, pensando en mí...La misma estrella que durante su ausencia me servía de consuelo en la lejanía.
Aquellos recuerdos atados a nostalgias pasadas ahora me hacían sonreir casi imperceptiblemente, porque era mi corazón y mi alma los que sonreían, ya que el tiempo de separación había quedado atrás, y ya para siempre encadenada a las estrellas estaría mi alma de esclava, unida al nombre que mi Amo había elegido para mí tras mi regreso : Al- Nuyum, la estrella.
Ya no existía en mi sombra del pasado, ni recuerdos ingratos que enturbiaran mi mirada. Tan sólo vivía para mi Dueño, para entregarme a Él, y sentir que avanzaba día a día en mi esclavitud.
Aquella noche me sentía deseosa de su visita, sabía que como cada noche mi Amo visitaría su harén y tan sólo quería sentirle cerca, notar como de nuevo se apoderaba su presencia de mis sentidos. Su perfume, Su Voz,Su tacto embargandome de anhelo por Él.
Quizás aquella noche mi Dueño deseara compartir la velada con alguna otra esclava, sabía que podía suceder y que no debía de sentirme rival de ninguna de mis hermanas, puesto que tan sólo el placer de mi Amo era lo importante y lo que me hacía sentir feliz por complacerle, pero si pensaba el modo de lograr que en aquella placentera competición por conseguir ser la predilecta en sus favores me habría de esforzar ante mis hermanas, pues todas gozabamos del amor y atención de mi Amo, habíamos sido elegidas por El y todas eramos importantes y necesarias en su vida, cada una de nosotras complementaba y daba forma a alguna de sus fantasias, eramos todas en realidad estrellas de su Universo, y mi Señor era el Astro Rey, el Sol al que adorabamos...
Disfrutaba cuando mi Dueño gozaba al usarnos, podía deleitarme tan sólo observando su rostro embargado de dicha al poseernos, complacerle y sentirle mi Dios esperando pacientemente mi turno en ser usada.
A veces era humillante para mí la espera en el harén, esperando ser reclamada por mi Amo para ser conducida a su Mansión, o esperando su visita.
Era humillante para mí ser castigada, vejada o usada por otras esclavas porque así mi Dueño lo había decidido, ya que mi alma y mi cuerpo le reclamaban a El, pero supeditarme a todos sus deseos y caprichos me hacían sentir que estaba recorriendo de su mano el dulce camino de la sumisión que tenía como destino mi total esclavitud a Él.
Y sabía que tan sólo perteneciendole sin límites, sin condiciones, sería feliz, porque entonces habría llegado el momento de abandonarme sin remisión a mi condición de esclava, sin importarme absolutamente nada más. Todo carecería de importancia en ese momento en el que realmente estaría en sus manos.
Mi dependencia, mi confianza, serían entonces absolutas. Mi entrega total, mi voluntad anulada por sus deseos.
Escuche voces, era el criado que solía acompañar a mi Amo cuando abandonaba la Mansión. Mi corazón latió con fuerza, sabiendo que mi Dueño se aproximaba.
Confinada en el harén me sentía a veces demasiado lejos de Su vida, pero aceptaba resignada aquel destino que mi Amo había preparado para mí, alejandome de su Mansión y pretendiendo educarme y adiestrarme para su placer al modo que Él deseaba, relegando mi orgullo y haciendome sentir a su entera disposición, dedicadas todas las horas de mi día a esperarle, a preparar mi cuerpo y mi alma para recibirle.
Me incorporé un poco sobre las almohadas intentando ver el pasillo entre los setos por donde mi Amo haría acto de presencia.
Dí un rápido vistazo a mi indumentaria y supe que le iba a agradar.
Una larga falda transparante de tul de color azul turquesa, de cintura baja y un pequeño top que a modo de sujetador cubría mis pechos de modo exigüo, puesto que tan sólo los pezones eran ocultados por la escasa y transparente tela en tonos dorados y azules.
Mis pies descalzos, pintadas las uñas en un tono dorado.
Cuando ya pude ver que mi Amo se dirigía hacía la pequeña jaima del jardín me postré para esperarle y recibirle, adorandole.
Sus pasos se detuvieron ante mí, senti la frialdad de su fusta recorriendo mi desnuda espalda antes de que me ordenara erguirme y mirarle.
Su rostro parecía enojado, aunque desconocía el motivo de su enfado.Tras él una de sus sumisas bajaba la mirada evitando que mis ojos encontraran los suyos.
Abrace los pies de mi Amo y oculte mi rostro entre sus tobillos, deseosa de acariciarle, de hacerle sonreir, de satisfacerle, feliz por tenerle allí aquella noche y recibir el placer y honor de su visita.
Mi Dueño entonces acarició suavemente mis cabellos y tras yo descalzarle delicadamente tomo asiento entre las almohadas, mientras la otra sumisa se acomodaba según sus indicaciones a su lado, sentada en el suelo.
Me arrodille enfrente de Él y me estremecí mientras sus manos buscaban mis pezones a traves de la escasa tela,para pellizcarlos mirandome en silencio.
Sus labios buscaron mis labios y saboree aquel beso al compás del dolor en mis pechos.
Le deseaba, su proximidad me hacía sentir como una perra encelada.
Fue entonces cuando mi Amo me instó a regalarle con algo especial puesto que venía agotado y malhumorado y quería olvidarse de todo.
Me levanté y me dispuse a poner en práctica aquella danza oriental de los siete velos que durante los días previos había ensayado en mi alcoba.
Mientras me anudaba en la cadera un pañuelo del que pendian moneditas y que me aproximó el criado, pude observar como la otra sumisa se arrodillaba junto a mi Dueño y procedía a bajar la cremallera de su pantalón buscando con avidez su sexo. Ella permaneció luego inclinada sobre él deleitando su lengua con los placeres de saborear el adorado sexo de mi Amo, mientras la música que acompañaria mi danza empezo a sonar...
Quise tener en mi boca el placer de mi Dueño, desee ser yo quien le complaciera lamiendo y chupando con extasis su Falo erguido y erecto, pero supe que aquella noche era otra la que satisfaceria a mi Amo de ese modo y que Él deseaba de mí otro tipo de placer.
Empecé a contonear mi cadera....

viernes, octubre 20, 2006

Al-Nuyum...tu estrella





En recuerdo de este día en el que una estrella nace para Tí mi Señor, el Dios de mi harén...